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domingo, 8 de julio de 2012

Pero sucedió

Y un día se fue, y con él se fue una parte de mi, un sin fin de recuerdos, promesas y lágrimas. Lo único que dejó fueron palabras, de esas que mas duelen, las palabras escritas, palabras que no olvidaré jamás, unas sinceras y cobardes al tiempo.
Decía así:


Me voy, se acabó. Es ilógico, lo sé, pero lo nuestro realmente nunca lo fue. Era amor, pero como siempre dijimos, todo acaba, nada es para siempre. No fue culpa tuya, tenlo claro, pero tampoco mía. Te diría eso de "quedemos como amigos" pero ambos sabemos que es prácticamente imposible. Recuerda siempre nuestros buenos momentos, al igual que haré yo. Solo te pido una cosa, no me odies. Nada de eso tiene un por qué, así que no se lo busques. Era necesario, créeme, tanto amor no debía ser bueno para nadie, a la larga habríamos acabado mal y prefiero pensar que todo fue perfecto mientras duró. Porque llegué a creer que eras mi alma gemela, y quizás sea así, pero somos jóvenes, demasiado, vivamos la vida con ese precioso recuerdo. No estés triste por favor, no podría soportarlo, porque quién sabe si algún día dentro de muchos años volvemos a encontrarnos. El tiempo decidirá. Mientras tanto seamos felices el uno sin el otro. Y recuerda que eres lo que mas he querido nunca en mi vida, por el momento. Hasta siempre mi pequeño gran amor.


Y estas fueron sus tan confusas últimas palabras. Me parecieron preciosas, pero horrible al mismo tiempo. Describía muy bien el principio de todo, ese amor incondicional que siempre sentí hacia él. Yo no entiendo el por qué, seguro que tú tampoco y quizás el menos. Serán cosas de la vida, cosas horribles que a veces pasan. Ahora sólo queda esperar, mejor dicho, esperarle. Porque yo sé que él es mi destino, y yo el suyo. Tengo claro que volverá y será mio para siempre, tal y como está escrito.

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